Mi primer acercamiento al mundo de la joyería fue durante un verano cuando tenía 15 años. Mi padre, curioso y apasionado por muchas cosas, conociéndome (siempre me han encantado las piedras, los materiales y las herramientas), me sugirió que fuese a conocer un taller de joyería al que le gustaba ir. Y acertó! allí descubrí este mundo apasionante y divertido; y a artesanos como la copa de un pino, gente maravillosa que no escatimó cariño, paciencia ni conocimientos. Uno de ellos, Juan, un hombre socarrón e inmensamente generoso -joyero de los de antes- capaz de hacer lo que se le pidiera, siempre me acompañó cuando mas tarde decidí dedicarme a esto.
El verano terminó y seguí con mis estudios, al finalizarlos me fui a Madrid a estudiar “Artes y Oficios”. Pronto necesité hacer algo más y mi tía me presentó a unos amigos joyeros. He tenido suerte, o será que los joyeros son así? Tomás, Rufino, Pedro…, me enseñaron y animaron, siempre me empujaron a más. Allí hice mis primeros diseños con los que participé en un concurso en Valencia y que fueron seleccionados para su exposición, todo un acontecimiento!
Cuando regresé, monté mi taller y ahí comenzó mi andadura en solitario, aunque no sola; siempre tuve la ayuda y consejo de Juan, y naturalmente el apoyo de mis padres y mi familia, unos fans! Fue una buena época para crear y trabajar, y unas navidades tuve la oportunidad de exponer en una céntrica joyería de La Coruña, afortunadamente fue un éxito, por muy convencido que uno esté de lo que hace, qué importante es que otros lo compartan.
Como me gusta aprender nuevas técnicas porque te abren nuevas posibilidades, me picó el gusanillo y me fui a Barcelona a la escuela Massana, para hacer cincelado, grabado con buril y engastado; conseguí aprender algo y disfrutar mucho. También me matriculé en una escuela taller de joyería, para no perder la práctica. Debo decir que siempre he tenido la gran suerte de encontrarme con magníficos maestros y compañeros estupendos.
Luego, joyeramente hablando, vino un parón: me casé, me fui a Madrid, trabajé como diseñadora gráfica, y llegaron mis hijos, ellos si que son una joya. Por circunstancias de la vida regresé a La Coruña y en cuanto pude retomé mi profesión, esta vez trabajando en plata y con piedras semipreciosas, un mundo con una variedad increíble. Abrí una tienda, que fue toda una experiencia, me hice socia de AGA (Asociación Gallega de Artesanos) y participé en dos ferias de Mostrat.
Me faltaba tiempo para diseñar y elaborar, me lo replanteé todo, y aquí estamos, intentando transmitir la esencia de nuestras piezas, vosotros tenéis la última palabra.